Los propietarios compraron este apartamento de 220 metros cuadrados construido a finales de los 70 en su estado original. Muchos metros estaban destinados a sinuosos y estrechos pasillos, que estaban sembrados de puertas que daban a pequeñas habitaciones. Esta compartimentación generaba zonas de completa oscuridad en pleno día.
Desde EQUIPOEME vaciamos el apartamento, dejándolo totalmente diáfano. A partir de ahí desarrollamos el programa de necesidades que nos propuso el cliente, compuesto por: hall de entrada, salón-comedor, cocina-lavandería, sala de juegos, 4 dormitorios y 3 baños. A este programa le sumamos una pequeña despensa-bodega, accesible desde el exterior.
Unificando pavimentos y usando el blanco como color principal, permitimos que la luz natural entrase al liberar el espacio de la maraña de tabiques anteriormente existentes. Grandes paneles de madera de roble natural, en combinación con el mobiliario hecho a medida en madera y blanco integrado en el espacio, generaron zonas amplias y limpias.
La iluminación lineal remarca los contornos, distribuye la luz equitativamente por todos los rincones, realzando mobiliario y volúmenes. Un gran tabique retráctil divide las habitaciones de los niños, permitiendo que cuando está abierto tengan un gran salón de juegos. El mobiliario también se usa para delimitar el espacio salón-comedor y un gran cajón de madera que encierra el baño principal.
La sala de juegos queda situada tras un gran paño de vidrio transparente, que permite el paso de la luz hacia el salón.