Esta rehabilitación, que afecta a dos edificios contiguos, está ubicada en pleno casco histórico de la ciudad. De los edificios originales tan solo se conservaban las fachadas, ya que la estructura y la cubierta de madera estaban muy deterioradas por el paso del tiempo.
Las dos fachadas presentaban una variación de altura entre sí, por eso se propuso una altura más, para equilibrar el conjunto. En este nuevo añadido hemos propuesto una fachada ventilada con tablillas de madera de pino tratada en autoclave y pintada. Con este tratamiento conseguimos aislar el nuevo volumen de la fachada original, dejándolos bien diferenciados y así evitar falsos históricos. El edificio consta de cuatro alturas en las que se distribuyen seis viviendas y dos bajos comerciales.
Toda la carpintería exterior es de madera maciza pintada en gris antracita, material condicionado por las directrices urbanísticas impuestas en el casco histórico. El portal, que puede parecer estrecho y angosto, obligado por la tipología del edificio previamente existente, sufre una mutación espacial en la que el uso de panelados de madera de zebrano, unidos a unos grandes espejos, duplican visualmente el espacio para hacerlo más amplio.
A estos elementos añadimos una iluminación lineal indirecta, oculta en unas llagas en el falso techo que se cruzan entre sí, descomponiendo el espacio hasta hacer que pierda su rigidez original.
Además, el uso del mármol como elemento continuo en los suelos y escaleras simplifica el uso de materiales dando lugar a un espacio bien definido, sin estridencias y que perdurará en el tiempo.
Las escaleras del edificio están provistas de unas mamparas de vidrio serigrafiadas, a modo de barandilla, que ascienden a través de todo el cajón de las escaleras.
Por último, hemos añadido un detalle en forma de panelados lacados en diferentes grises en todos los descansos de escaleras, donde va integrado el número de planta correspondiente.