Este proyecto discurre en un antiguo taller de joyería y se trata del primer coworking de la ciudad. El local dispone de 300 metros cuadrados, distribuidos en tres alturas. Antes de la intervención nos encontramos con un local en el que el paso del tiempo empezaba a hacer estragos. No en vano, llevaba más de diez años cerrado al público.
Nuestra visión del nuevo espacio se basaba en que fuera flexible, operativo y diáfano. Según se fuera llenando de usuarios, además, le aportaría vitalidad. Algo imprescindible en este tipo de espacios.
Nuestra idea de espacio era un lugar diáfano, con circulaciones libres y con un mobiliario que favoreciera la interacción entre las personas que vivan el espacio. Para ello, concebimos el mobiliario de almacenaje adosado a la pared, para que no intervinieran en la articulación del espacio. Por otro lado, optamos por crear islas con agrupaciones de mesas generando circulaciones alrededor. Otro elemento articulador en la sala de reuniones móvil, situada en la entrada, que sirve como protección del espacio de la puerta de acceso y que además modifica las superficies de uso, para conferencias, charlas o exposiciones.
Por otro lado, el espacio funciona en tres niveles que además definen usos y ocupación. En el primer nivel, de aproximadamente 150 metros cuadrados, que está a cota cero está situada la entrada, dos salas de reuniones, una móvil y otra dentro de una cámara acorazada, las agrupaciones de mesas flexibles y fijas, además de los aseos. En esta zona, sin apenas luz natural, optamos por una iluminación directa blanca para dar uniformidad a este espacio y simular luz natural.
En el segundo nivel, a unos 150cm de altura sobre el nivel cero, se disponen 3 agrupaciones de puestos fijos y una oficina cerrada con policarbonato traslúcido con estructura en listones de pino. En este lugar la luz natural inunda este otro espacio de 75 metros cuadrados gracias a los ventanales ubicados en el techo.
Por último, el nivel más bajo, también de 75 metros cuadrados, está dedicado a la zona de ocio y descanso, donde hay un office, otra sala acorazada, un espacio multiusos y un espacio maker.
Para unificar los espacios el color blanco del suelo se hace en resina epoxi y las paredes en pintura, para dar continuidad y sentido a todo el espacio y así destacar el mobiliario, además de otros elementos que van articulando el espacio.